Clemente IX encarga a Bernini la decoración del puente de Sant’Angelo, que une el Vaticano con Roma y había sido mandado construir por el emperador Adriano en el siglo II dc. En uno de los extremos, el del lado del Vaticano, se encuentra el castillo que fue mausoleo de Adriano. GianLorenzo Bernini flanquea los lados del puente con figuras de ángeles con las alas desplegadas y que portan los símbolos de la Pasión de Cristo. Todo el conjunto es diseñado por él mismo, pero solo salen de sus propias manos dos de las esculturas (1668-1671). Clemente IX quedó tan maravillado con estas figuras, que las trasladó a Sant’Andrea delle Fratte, para su disfrute personal y para garantizar su conservación. Las que hoy podemos ver en el puente son magníficas réplicas.
Ángel que porta la corona de espinas: la copia fue realizada por Paul Naldini. Bajo la escultura, podemos ver la inscripción: “ in aerumna mea dum configitur spina”.
Ángel que lleva el cartel de INRI: copia realizada por Giulio Cartari. En el pedestal, la inscripción: “Regnavit a ligno Deus”.
Las esculturas son de un tamaño mayor que el natural, con un canon alargado, de cabezas relativamente pequeñas (hay que tener en cuenta que son miradas desde un punto mucho más bajo), envueltos en ropajes en movimiento, con los cuerpos levemente girados y haciendo uso del contraposto. Son toda una oda al dinamismo barroco y fueron concebidas para producir una sensación de espiritualidad potente a los viandantes que cruzaban el puente.
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