lunes, 14 de marzo de 2016

BEATRICE CENCI, el fantasma decapitado del puente del Castillo Sant' Angelo



   La italiana Beatrice Cenci (12 de febrero de 1577-11 de septiembre de 1599), hija de Francesco Cenci, aristócrata y banquero del papa Clemente VIII. Francesco tenía 3 hijos, 2 de ellos nacidos de un primer matrimonio, y un tercero fruto de su unión con una segunda esposa, Lucrezia. La riqueza material de este hombre era inmensa, pero su catadura moral llegaba hasta tal punto de degradación que abusaba sexualmente de sus tres vástagos, especialmente de Beatrice. Los infelices jóvenes acudieron a las autoridades papales para exponer su penosa situación, pero nadie les hizo caso. Es más, la situación empeoró al enterarse el padre de que lo habían delatado: deja Roma y se traslada con toda su familia a un castillo a las afueras de la ciudad. El encierro fue particularmente cruel para la chica, ya que la enclaustró en una torre, donde la convirtió en una auténtica esclava sexual.
  La joven consigue escaparse y de acuerdo con la madrastra y hermanos, se urde un plan para deshacerse del monstruo. El primer intento fue fallido a pesar de contar con la ayuda de uno de los servidores del castillo (amante de Lucrezia). El pobre mayordomo fue descubierto y ferozmente torturado sin que consiguieran sonsacarle, antes de su muerte, quien le había ordenado el asesinato.
   Finalmente, fueron Lucrezia y sus hijos los que con sus propias manos molieron a martillazos a Cenci y lo arrojaron por una terraza del castillo. Cuando el cadáver fue descubierto intentaron protegerse con el argumento de que unos asaltantes habían entrado a robar y dieron muerte a Francesco. La coartada no se sostuvo, se detuvo a la familia y mediante tortura acabaron confesándolo todo. El papa Clemente (que de clemencia solo llevaba el nombre) ordenó descuartizar al mayor de los chicos, enviar a galeras al menor y decapitar a Lucrezia y a Beatrice. Los suplicios tuvieron lugar al principio del puente de Sant’Angelo. Quizás porque el pueblo estaba en contra de esta sentencia, surgió la leyenda: todos los 11 de septiembre (día de la decapitación) se aparece de madrugada, entre la bruma, el fantasma de Beatrice con su cabeza entre las manos.
  
   El retrato pintado es atribuido al pintor manierista GUIDO RENI (1575-1642). Con su suavidad habitual, Reni nos muestra a una Beatrice de rostro dulce e inocente, que no refleja la tortura sufrida en vida sino la resignación ante su fatal destino.

 
La escultura es obra de la escultora estadounidense HARRIET GOODHUE HOSMER(1830-1908). Se trata de una obra esculpida en mármol en 1857 y que está ubicada en la Librería Mercantil de San Luis. Se nota su afinidad con artistas como Thorvaldsen en las formas acabadas con esmero.



  

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