martes, 31 de mayo de 2016

VIDRIERAS GÓTICAS (siglo XII al XV)


         Después de la austeridad del Románico, que invitaba al recogimiento y la introspección, llega con el Gótico un nuevo concepto de canalizar la espiritualidad en los templos. Surge en el norte de Francia a partir del siglo XII y perdura hasta el siglo XV. Se trata de un arte eminentemente arquitectónico y urbano cuyo principal emblema es la catedral, que cada vez es más y más alta.
 La sensación cuando se entra en una catedral gótica es toda una experiencia. La luz lo inunda todo. Se pretendía con ello entonar  un canto a Dios a través de formas luminosas que servían al hombre para acercarse al reino de los cielos. Atrás iban quedando aquellos capiteles narrativos realizados expresamente como “libros” para un pueblo mayormente analfabeto.
 Arquitectura aparte, las vidrieras son parte fundamental para crear la atmósfera etérea deseada. Sustituyeron a la pintura mural románica en la función educativa y fueron decisivas para que la luz en los interiores fuera la idónea para adaptarse a la concepción religiosa de la época.
Se realizan engarzando piezas de vidrio, incoloras o de colores, mediante una red de plomo o emplomado. No se trataba de una técnica nueva, pero se encuentran muy escasos ejemplares anteriores a la época gótica. Los maestros vidrieros alcanzaron una gran importancia, ya que se trataba de un trabajo muy minucioso, sobre todo si se operaba con vidrios esmaltados de colores que aumentaban considerablemente la complejidad de la labor
Durante este periodo se optó principalmente por las vidrieras de colores en las que se representan desde motivos geométricos hasta escenas figurativas.
Maravillosos ejemplos son la Sainte Chapelle de París (siglo XIII) con sus paredes recubiertas de un raudal de colores; el rosetón de Notre-Dame de París, con sus 84 medallones dispuestos en círculos concéntricos que representan escenas del Nuevo Testamento y tienen como centro a un Cristo apocalíptico acompañado por el Tetramorfos (restauradas por Violec-le-Duc en el siglo XIX); Simón el Mago de la catedral de León (tema profano, aunque no tanto si se revisa la curiosa historia del personaje). Mención especial a estas vidrieras de la Pulchra leonina, que conserva la mayoría de las originales, hecho extraño en catedrales de esa época (siglos XIII al XV).


                                       Simón el Mago (Catedral de León)


                                Rosetón de Nôtre-Dame (París)

                               Sainte Chapelle (París)

EMERICO IMRE TOTH. El encanto de un humilde paraguas



   La lluvia es un fenómeno atmosférico muy difícil de plasmar en el lienzo. Imre Toth consigue hacerlo muy bien usando como herramienta la paleta. En estas obras, el común denominador es el paraguas como elemento protagonista. El color blanco que predomina en el total de las pinturas da una impresión de claridad relajante a pesar de la inclemencia temporal que representa. Solo se rompe con el vivo color de las vestimentas de los personajes.






lunes, 30 de mayo de 2016

ISABEL DE PORTUGAL, la muerte del gran amor del Emperador


   Isabel de Portugal (Lisboa, 1503- Toledo,1539), esposa de Carlos I de España,  murió con tan solo 36 años. La delicada salud que arrastró a lo largo de su vida de daba un aspecto frágil, de cuerpo delgado y tez muy blanca. Paradójicamente, con esta imagen cumplía los cánones de belleza del siglo XVI.
  En su testamento pidió no ser embalsamada, por lo que en el viaje de su cadáver a Granada, la naturaleza hizo los estragos naturales en el cuerpo. La comitiva iba presidida por Francisco de Borja, duque de Gandía y caballerizo de la Emperatriz (llegaría a ser proclamado santo), y por un Felipe II aún niño. El 16 de mayo de 1539 llega el tétrico cortejo a la catedral de Granada. Como formalidad para su identificación, se abre el féretro y se retira el velo que cubría el dulce rostro de la Emperatriz. El duque queda demudado ante el dantesco espectáculo y pronuncia las siguientes palabras: “ No puedo jurar que esta sea mi emperatriz, pero sí juro que es su cadáver el que aquí ponemos y juro también jamás servir a señor que se pueda morir”
   Isabel pasó a la Historia, no solo por su belleza y por ser la esposa del hombre más poderoso del mundo, sino también por el sentido de Estado mostrado en las largas ausencias del Emperador (poco tiempo permanecía en tierras españolas), que nunca contrajo nuevo matrimonio.

   JOSÉ MORENO CARBONERO pintó "LA CONVERSIÓN DEL DUQUE DE GANDÍA" en 1884. Representa el dramático episodio de la apertura del ataúd de la reina. Francisco de Borja aparece completamente derrumbado apoyándose en uno de los caballeros, después de contemplar en lo que se había convertido su bella señora. El patetismo de la escena se completa con el gesto del personaje que destapa el féretro tapándose la nariz ante el natural hedor que desprendía la carne en putrefacción y el niño horrorizado (¿Felipe II?) acompañado de una desolada dama.
   La luz es el elemento que juega el papel más importante para aumentar el carácter melodramático de la escena: es el ataúd y los ropajes mortuorios que penden de él, los que captan la iluminación dejando el resto de la estancia en penumbra. El dibujo de Carbonero es impecable, pero las texturas son proporcionadas por el predominio del color sobre la línea (la técnica de la pincelada suelta es ideal para transmitir sensaciones táctiles). Este último punto, junto con la teatralidad evidente del cuadro, recuerdan a los grandes maestros barrocos.
   La obra se puede admirar en el Museo del Prado. Se trata de un óleo sobre lienzo de 315 cm x 500 cm.



domingo, 29 de mayo de 2016

INÉS DE CASTRO, reina después de muerta


   La historia de amor de Inés de Castro con el infante Pedro entremezcla veracidad y leyenda, ofreciéndonos todos los ingredientes de una gran novela romántica con trágico desenlace.
   No hay consenso sobre el lugar y fecha de nacimiento de Inés, pero sí se sabe que era gallega y que vino al mundo en el primer cuarto del siglo XIV. Era hija bastarda de un nieto del rey Sancho IV y recibió una exquisita educación en el palacio del duque de Peñafiel y marqués de Villena, donde pasó su infancia. Precisamente fue la hija del duque, Constanza, la que eligió a la joven como dama de compañía cuando hubo de partir hacia Portugal para contraer nupcias con el infante Pedro, hijo de Alfonso IV el Bravo…y aquí comienza el jaleo. Pedro e Inés se enamoran y se convierten en amantes, con el consiguiente enfado del rey, que como remedio para atajar la relación adulterina, decide enviar a Inés al exilio. Constanza no tarda un año en morir y al infante le faltó tiempo para hacer retornar a su amada a Portugal. Tuvieron cuatro hijos e incluso llegaron a casarse en secreto en 1354. Alfonso VI vio peligrar el trono que había de heredar Fernando (hijo de Constanza y Pedro) ante la existencia de la prole de Inés y tomó otra de sus decisiones salomónicas: mandó asesinar a la gallega sin miramientos. Roto de dolor, Pedro tuvo duros enfrentamientos con su padre. Cuando este fallece y el infante se corona como rey, los restos mortales de Inés reciben los honores de una reina y son trasladados al Monasterio de Alcobaça, panteón de los monarcas portugueses. Cuenta la leyenda que antes, el monarca hizo colocar el cuerpo de la difunta en un trono y una vez coronada su cabeza, obligó a los nobles a besar su mano.
   Los sepulcros marmóreos de ambos son una joya del gótico flamígero. Se encuentran uno frente al otro con la inscripción “hasta el final de los tiempos”, para que el día de la Resurrección, la primera visión que tengan sea el rostro de su amado. En el cenotafio de Inés se representa el Juicio Final y su figura aparece rodeada de ángeles que han de llevar al cielo el alma de la difunta.



KARL BRIULLOV (1799-1852), pintor ruso, plasmó el homicidio en “ASESINATO DE INÉS DE CASTRO": tres sicarios la apuñalan en presencia de sus hijos y de Alfonso IV. El paso del neoclasicismo al romanticismo se deja ver en la obra de este artista de origen italiano. La truculenta temática de esta pintura es una muestra de esa transición.



sábado, 28 de mayo de 2016

EDUARDO NARANJO. 1944, Monesterio (Badajoz)


    Naranjo finalizó sus estudios oficiales de pintura en la Academia de Bellas Artes de S. Fernando allá por 1961. A día de hoy se ha convertido en uno de los máximos representantes del realismo onírico, si quisiéramos etiquetar una obra que también podría entrar en el surrealismo, el hiperrealismo o en el arte figurativo. Lo que es indudable es que de sus trabajos se desprende auténtica poesía. Escenarios evocadores donde se une pasado y presente enmarcados en una simple puerta de madera, colores suaves, personajes con expresiones relajadas aunque estén sumergidos en un ambiente misterioso. Hasta llegar a este punto onírico de su carrera, en el que Naranjo se encuentra totalmente cómodo, pasó por una etapa expresionista, coqueteó con el Impresionismo y el arte de vanguardia, dejándose influenciar fuertemente, más tarde, por el cubismo y el neoclasicismo de Picasso. Todo este bagaje artístico ha dado como fruto unas pinturas de dibujo perfecto, repletas de metáforas y fantasía.



El hijo del pintor

                                                       El recuerdo sobre la pared



La máscara del futuro sonríe

                                                          Los tiempos fundidos de Isadora

viernes, 27 de mayo de 2016

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE ARBORE (Rumanía). Siglo XVI


   Esta iglesia está incluida entre las ocho construidas durante los siglos XV y XVI en la región de Buscovina, situada en los Cárpatos orientales y que fue dividida políticamente entre Ucrania y Rumanía. Todas tienen como característica más llamativa las pinturas murales que decoran no solo sus interiores, sino también el exterior. Totalmente inspiradas en el arte bizantino, muestran escenas religiosas con un carácter adoctrinador para un pueblo mayoritariamente analfabeto y que aprendía de manera visual ; por eso están realizadas de tal modo que se pueden “leer” como si se tratara de viñetas de comic.
   La iglesia de Arbore es la más modesta de todas, pero tiene la peculiaridad de haber sido la primera de ellas declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (hoy en día lo son las ocho) y normalmente el recorrido para visitarlas comienza en ella. Curiosamente, en su pared oeste se representa el Génesis, buena excusa para que sea el principio de la ruta.
   Fue construida en 1503 por el consejero de Esteban el Grande, Luca Arbore, como capilla para los nobles. Arbore tenía poder, pero no era un principe, motivo por el que este templo no tiene campanario como las otras iglesias de la región. No sería hasta 1541 cuando se realizaran los frescos de vivos colores que la decoran. El artista que los realizó fue Dragos Coman de Iasi, que empleó la friolera de 40 años en finalizarlos. Las pinturas son todo un canto a la armonía de colores y se integran a la perfección no solo con la estructura física de la construcción, sino también con el ambiente natural que la rodea.










jueves, 26 de mayo de 2016

CLAUDIA TREMBLAY



   Ilustradora autodidacta nacida en Amos (Quebec), pasó parte de su infancia en Guatemala. Allí creó una galería de Arte y solo la sensación de inseguridad que comenzó a darle la ciudad la hizo volver a Canadá; pero su obra quedó totalmente impregnada del colorido de Sudamerica, abundando el ambiente étnico como telón de fondo de su trabajo. Son tres los temas fundamentales que toca: amor, amistad y maternidad.







miércoles, 25 de mayo de 2016

ERMITA DE SANTIAGO EN EL MONSACRO (Concejo de Morcín, Asturias)


   Según la historiografía, en el lugar donde se erige esta ermita en el siglo XIII se desarrolló algún tipo de culto en tiempos prerromanos y romanos. Por la presencia de dólmenes en el Monsacro y alrededores se sabe que los pueblos de cultura celta que habitaban aquellas tierras enterraban allí a sus muertos y probablemente realizaran allí cultos en honor a sus dioses. Tras la invasión musulmana en el siglo VIII, reliquias que estaban custodiadas en Toledo fueron llevadas al norte para evitar que cayeran en manos musulmanas. Habían hecho un largo peregrinaje desde Jerusalén hasta recalar en Toledo, para acabar escondidas en al otro lado de la Cordillera Cantábrica, en la conocida Cueva del Ermitaño, junto al pozo de Santo Toribio. Una vez construida la ermita se puede ubicar este pozo, en el cuerpo central, bajo el altar de piedra. Allí permaneció el arca de las reliquias hasta que en el siglo IX, Alfonso II el casto la traslada a Oviedo, donde hoy se puede contemplar en la Cámara Santa (no es aquella que viajó de Toledo, ya que está datada en el siglo XI; pero las reliquias que contenía la original están inventariadas y custodiadas en la Catedral).
   La ermita de Santiago, en principio se dedicó a la advocación de Santa Catalina de Alejandría. A parte del maravilloso paraje donde se ubica, llama la atención por su planta octogonal de lados desiguales, con abside semicircular. Este tipo de planta era comúnmente adoptada por los templarios…a partir de aquí, podemos sacar todo tipo de teorías, ya que también se dice que esa forma octogonal es debida a que el templo fue construido sobre la planta de un dolmen cuya cámara funeraria correspondería con el pozo.
   Sea como sea, el lugar algo tenía. Ni era el más recóndito de Asturias, ni mucho menos el más inaccesible. El porqué de la decisión de llevar allí las reliquias es un misterio; quizás tuvieran en cuenta el carácter sagrado y ancestral que tuvo el lugar en paganos tiempos remotos y que nunca se llegó a perder. De hecho, muchos peregrinos, tras visitar Oviedo subían al Monsacro a recoger los cardos que crecen en su cima y tomar un puñado de tierra que consideraban con propiedades curativas.
La ermita de Santa. María Magdalena fue construida posteriormente, casi al lado de la de Santiago. La panorámica aérea de estos pequeños templos inmersos en el verde paisaje es impresionante.











martes, 24 de mayo de 2016

EL MITO DE DEUCALIÓN Y PIRRA



   Zeus aborrecía a los hombres de la Edad de Bronce. Habían descubierto este metal y lo empleaban para fabricar armas con las que luego matarse entre sí. El dios de dioses decidió castigarlos enviando un diluvio que inundó toda la tierra. Prometeo, padre de Deucalión, advirtió a este y a su esposa Pirra del desastre que se avecianaba; así que la pareja se refugió en un barco hasta que las aguas descendieron y sus pies pudieron tocar tierra. Cuando Zeus vio el panorama que había provocado su ira se dio cuenta de que entre toda la humanidad solo se habían salvado dos personas, las únicas justas, dignas y que siempre habían acatado con resignación los designios de los dioses. Por eso cuando Deucalión declaró la soledad que sentían él y su compañera, el gran dios del Olimpo se mostró magnánimo y le concedió su deseo de compañía. Eso sí, la forma de conseguirlo era un tanto peculiar: Deucalión y Pirra debían de lanzar los huesos de su madre por encima de sus hombros sin volver la vista atrás. La buena mujer se escandalizó ante lo que consideraba un acto sacrílego, hasta que se dio cuenta que Zeus había empleado una metáfora. Lo que debían hacer es tirar los huesos de la Madre Tierra Gea, o sea, piedras. De las que lanzó Deucalión nacieron hombres y de las tiradas por Pirra, mujeres.
  
    PETER PAUL RUBENS recreó uno de los pasajes de este mito entre 1636-1637. Se trata de un óleo sobre tabla, de 26’4x41’7 cm, que se puede contemplar en el Museo del Prado. Las dos mitades de la pintura representan momentos distintos: a la izquierda, Deucalión y Pirra, con las cabezas cubiertas por paños, lanzan denodadamente las piedras sobre sus hombros, pero sin que ninguna caiga aún sobre el suelo; a la derecha, ya aparecen, desnudos y con aspecto desvalido, los humanos surgidos de los huesos de la Madre Tierra.


domingo, 22 de mayo de 2016

El hilo que me unía a ti...

El hilo que me unía a ti
en la cercana ausencia
se fue debilitando por “falta de pago”.
Cada vez es más cadáver el recuerdo.
Antes de que se desintegre y borre
de mi agenda tu distrito, te envío
este montón de versos
(que tampoco te interesaron al nacer).
No son versos de tinta
son de llanto crecido.
Como ves, nuestro llanto,
bueno, mi llanto (nunca has querido reconocerle)
está hecho un hombre
y ya sabe leer.
Te mando su fotografía
De Primera Desilusión
en forma de poema.
No me llames,
(me han cortado el teléfono por falta de pago)

                                                                        (Gloria Fuertes)


HABITACIÓN EN NUEVA YORK (1932)- EDWARD HOPPER.
Uno de los principales representantes del realismo del siglo pasado, nos hace partícipes de esta obra bajo la forma de “voyeurs” que observan, al otro lado de una ventana, la intimidad de una pareja. Estos personajes no mantienen una actitud cálida: el hombre, concentrado en la lectura del periódico, y la mujer, tecleando distraída un piano, sugieren una pareja cercana en el espacio pero alejada en espíritu. Parece una convivencia rota por el tedio.




SEPARACIÓN (1896)- EDWARD MUNCH
Nadie como este pintor noruego para reflejar las emociones más trágicas del alma humana. En este cuadro, la desesperación del desamor afecta al hombre, que sufre tanto por la pérdida de su amada que lo transmite de una manera casi física (esa mano delineada de color rojo sangre colocada sobre su corazón). Sin embargo, la mujer se aleja resplandeciente, relajada y ya inalcanzable para siempre (quizás, liberada).



sábado, 21 de mayo de 2016

EL ENCUENTRO DE CARLOS I CON JEROMÍN


   Después de la muerte de su esposa Isabel de Portugal, Carlos V mantuvo relaciones durante un tiempo con la dama alemana Bárbara Blomberg. Fruto de estos encuentros nació a mediados del siglo XVI el que sería conocido de niño como Jerónimo o Jeromín, posiblemente porque el hombre con el que se casó su madre poco tiempo después de nacer él atendía al nombre de Jerôme. El emperador decidió que su hijo natural fuera criado en España y encomendó esta labor a su mayordomo Luis de  Quijada y a su esposa Magdalena de Ulloa. Cuando un muy debilitado Carlos se retira a Yuste después de su abdicación a favor de su hijo Felipe, ordena a Quijada que se traslade a vivir a Cuacos de Yuste, una población cercana. De esta manera pudo ver a su vástago, al que había reconocido como tal en un codicilo fechado en 1554. No está documentado, pero se cree que se produjeron varias visitas y que el niño causó una impresión muy grata en el viejo emperador. Mal no había sido educado el que llegaría a ser héroe en la batalla de Lepanto y uno de los pocos españoles que no fueron excesivamente salpicados por la Leyenda Negra. A la historia pasó como Don Juan de Austria.

PRESENTACIÓN DE DON JUAN DE AUSTRIA A CARLOS V, EN YUSTE (1869). EDUARDO ROSALES GALLINAS. Museo del Prado
   Eduardo Rosales fue un excelente pintor decimonónico, que destaca por sus cuadros de temática histórica. Quizás acostumbrados a las modas y vanguardias acaecidas desde entonces hasta nuestros días cueste un poco ver que Rosales, a su manera, también transgredió las normas academicistas de su época; eso sí, manteniendo el respeto a los grandes maestros. Su dibujo es impecable y su concepto del color es tan original que dota a sus obras de una gran fuerza plástica.
En esta obra nos muestra a un tímido Juan de Austria cogido de la mano de Alonso Quijada para presentarlo formalmente al emperador. Entre la corte de personajes, Jeromín capta la atención del espectador con una vestimenta azul que destaca sobre el resto. Al otro lado Carlos V, postrado en su silla con un mastín al lado. Queda claro a primera vista quienes son los importantes en la escena representada. El tratamiento de la luz es espléndido, así como el modelado de las figuras conseguido con un toque breve y empastado aplicado a grandes manchas. El formato del cuadro es inusualmente pequeño para lo que se estilaba entonces en obras de temática histórica, pero es que Rosales, siempre acuciado por problemas económicos, realizó algunas pinturas de pequeño tamaño porque eran más fáciles de vender a la clientela burguesa.

viernes, 20 de mayo de 2016

ABU SIMBEL

 En el Imperio Nuevo (1500 ac-1700ac), el colosalismo , nunca olvidado, adquiere un nuevo impulso al servicio de los ideales imperialistas. En época de los Ramésidas sus actitudes imperialistas no son propicias a representar dulzuras y se cultiva la escultura colosal, como las que guarnecen los templos de Abu Simbel.
   La edificación de estos templos dio comienzo hacia 1264 AC y concluyó 30 años después. Ramsés II, el más longevo de los faraones, después de pelear en numerosas batallas, reafirmaba con estas construcciones también su condición de dios en la tierra.

TEMPLO DE RAMSES II. Dinastía XIX
   La fachada, excavada en la roca, junto a los 4 colosos que la preceden, evoca el pilono (construcción con forma de pirámide truncada) de un templo clásico.
Los 4 colosos que representan a Ramses II, de 22 m de altura, están flanqueados por figuras femeninas de menor tamaño: la esposa y la madre del faraón. Esculpidos entre las piernas de los gigantes, se encuentran las estatuas de los que posiblemente eran hijos del soberano. Ramsés aparece con el nemes, la doble corona de las dos Tierras, la barba postiza (símbolo del faraón en vida), el collar y un pectoral grabado con el nombre de coronación. Además lleva brazaletes decorados con cartuchos. Sobre la fachada, 22 babuinos saludan al sol cuando sale.

 La construcción fue planificada de manera que dos veces al año, el 21 de febrero y el 21 de octubre, cuando el sol salía por el horizonte, sus rayos penetraban por la puerta y tras proyectarse en la gran sala hipóstila de 8 pilastras con estatuas del rey adosadas, una segunda sala, el vestíbulo y el santuario, incidían en las 4 estatuas  ubicadas en este último (Amón-Ra, Ramses II, Ptah y Ra-Harakhte) iluminando la estancia. Solo Ptah, divinidad ctónica (del inframundo) permanece en penumbra.


Las paredes norte y sur de la gran sala están decoradas con escenas de guerra, entre la que destaca la célebre batalla de Qadesh, librada contra los hititas.
Relieve de la batalla de Qadesh. Ramses II derrotando a un enemigo

  TEMPLO DE NEFERTARI. Dinastía XIX
   El llamado Templo Menor lleva esta dedicatoria: “Monumento grandísimo para la esposa del rey, Nefertari, por amor a la cual sale el sol”. Nefertari no solo fue la reina por excelencia, la esposa preferida de Ramses II, sino que también supo ser una mujer de Estado, que propició el cese de las hostilidades con el Imperio Hitita, ya que no se contentó simplemente con habitar en el harén real y dar hijos al faraón.
   En la fachada aparecen 2 estatuas de 10 m de altura de Nefertari flanqueadas por 4 de Ramsés. Las 6 son del mismo tamaño, hecho singular en la iconografía egipcia y prueba de la importancia de la reina.


Nefertari se representa con los atributos de la diosa Hathor (diosa de la alegría, el amor y las fiestas), con un disco solar entre dos altas plumas y cuernos de vaca

   La sala hipóstila presenta seis pilastras, decoradas con imágenes de la cabeza de la diosa Hathor. En el santuario, al fondo, aparece de nuevo esta diosa protegiendo al rey.

  Debido a la construcción de la presa de Assuán fue necesario reubicar varios templos, incluidos estos, que se hallaban a la orilla del rio. Entre 1964 y 1968 se desmantelaron para volver a construirlos en una zona próxima.

jueves, 19 de mayo de 2016

CUEVA DE VALPORQUERO


   La Cueva de Valporquero se encuentra en la pedanía de Valporquero de Torío, municipio de Vegacervera, al norte de la provincia de León. Está situada a 1386 metros de altura.
   Hace más de un millón de años, en el Pleistoceno de la era Cuaternaria, cuando el hombre iniciaba su andadura por la Tierra, las aguas del arroyo Valporquero comenzaron a colarse por las fisuras y grietas de la roca caliza hasta ir disolviéndola lentamente. Fue así como con el lento discurrir del tiempo fueron abriéndose las entrañas de la tierra dejando paso a unos espacios enormes decorados con estalactitas y estalagmitas, ambientados sonoramente por el fluir del agua que recorre algunas zonas de las salas.
   La Cueva abrió sus “puertas” al público en 1.966, después de unas importantísimas obras de acondicionamiento por parte de la Diputación de León. Desgraciadamente no fueron pocas las personas que hasta entonces se habían adentrado en la “catedral subterránea” y en un alarde de poco respeto a lo que tardó tantos millones de años en formarse o quizás por ignorancia, cortaron multitud de estalactitas para llevárselas a modo de souvenir. No hay nada más que alzar un poco la vista para observar estas mutilaciones. Por lo demás, el paisaje sigue ajeno a los avatares del exterior; los cambios van siendo tan imperceptibles como las reglas del tiempo ordenan. Sólo el terremoto de Lisboa de 1755 hizo una mella considerable en su fisonomía; pero al fin y al cabo, se trataba de modificaciones debidas a un fenómeno natural.
   Bajo el nivel permitido a los turistas se encuentra otro más profundo que, por su dificultad, solo es accesible para los espeleólogos.


    Entrada


    Gran rotonda




La naturaleza ha ido creando formas caprichosas en las que la imaginación del visitante puede entrever diversas formas. Las siguientes imágenes ubicadas en el llamado "Cementerio de estalactitas" son un buen ejemplo. El lugar recibe este curioso nombre por la cantidad de estalactitas desprendidas y estalagmitas que hay desparramadas por el suelo.
    El fantasma


                      La Virgen y el Niño