viernes, 29 de abril de 2016

EL MITO DE PANDORA


   Desde el principio de los tiempos la mujer ha sido chivo expiatorio y culpable de cuanto maldad acaecía en el mundo. El ejemplo más universalmente conocido es el de Eva. Las mujeres solían ser la parte más conservadora de las casas, ya que estaban dedicadas a perpetuar la especie y cuidar de la progenie; mientras  que el varón era el que salía, luchaba en guerras, era dueño y señor de todo…pero paradógicamente, en cuanto a catastróficos e irremediables males que afectaban a toda la humanidad, ahí estaba una fémina para hacerse cargo de las culpas.
   El mito griego de Pandora ilustra perfectamente la leyenda negra de la “femme fatale”.
   “Cuando Prometeo osó robar el fuego que portaba el Dios Sol en su carro, Zeus entró en estado de cólera y ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre. Hefesto la fabricó en arcilla y le proporcionó formas sugerentes, Atenea la vistió elegante y Hermes le concedió la capacidad para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envío a casa de Prometeo.
Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo que, a pesar de estar advertido de que Zeus podía usar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la llegada de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por esposa.
Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenía todos los males capaces de contaminar el mundo, pero también todos los bienes. Víctima de su curiosidad, abrió un aciago día la caja y todos los males se escaparon por el mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Cuentan que los Bienes subieron al Olimpo y se quedaron allí con los dioses . Asustada, la muchacha cerró la caja de golpe, quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar los males que acosan a los humanos”
( www.sobreleyendas.com )
   La culpabilidad de Pandora podría ser cuestionada simplemente mirando el mito desde otro prisma. Si Prometeo, seguro de que Zeus le iba a enviar un castigo, advirtió a su hermano Epimeteo de que no aceptara ningún regalo del dios de dioses y Epimeteo hizo caso omiso a la advertencia, dejándose llevar por sus instintos al caer rendido ante los encantos de Pandora, la conclusión podría ser que Epimeteo es el culpable de las desgracias humanas.
                          Pandora- Jhon William Waterhouse (1896)

                             Pandora- Harry Bates (1891)

jueves, 28 de abril de 2016

BENJAMIN WU. 1961. Guangzhou (China)

   Nacido en el seno de una modesta familia, Benjamin Wu estudió en el Instituto de Bellas Artes de Guangzhou; aunque pronto decidió ampliar horizontes, por lo que en 1991 se traslada a Estados Unidos para continuar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Francisco.
   De su estancia en USA salen una serie de obras donde plasma escenas de la América ganadera y agrícola. Tras su regreso a China continúa en la misma línea, ahora reflejando el mundo cotidiano de su país.
En ambas etapas, el factor predominante de sus trabajos es el tratamiento realista y minucioso de la figura humana, la composición muy cuidada y una gran fuerza que transmite gracias al uso del color y de la luz.




miércoles, 27 de abril de 2016

IGLESIA DE SAINT MICHELLE DE AIGUILHE (Francia). Siglo X. Románico


   Esta iglesia se encuentra en la cima de una escarpada montaña ubicada en la región del Alto Loira, concretamente en el municipio de Le Puy en Velay. La montaña ya podía considerarse sacra antes de que albergara el templo cristiano, pues en ella se encontraron dólmenes (aún se conservan tres en la construcción actual) y siglos después, los romanos dedicaron en el mismo sitio un santuario a Mercurio, dios del comercio y mensajero de los dioses.
   Sobre la piedra volcánica, el obispo Gothescalk, mandó construir en el 962 esta iglesia dedicada al Arcángel Miguel al retornar de una peregrinación a Santiago de Compostela (era bastante habitual que los templos dedicados a San Miguel se alzaran en puntos elevados). En origen, el trazado era muy sencillo, pero en el s. XII se le sumaron dos capillas, una nave y un campanario (el primitivo santuario esta incluido en la nueva construcción). La fachada que hoy podemos contemplar también es del XII, con arcos y piedras en color rojo, blanco y negro que le dan un aire islámico. El interior románico también presenta influencias islámicas, con motivos escultóricos que van desde esbeltas columnas de piedra con motivos vegetales y animales a otros elementos, tanto pictóricos como tallados, que recrean el Apocalipsis.
    Sería en el  XIX cuando, fruto de restauraciones, volverían a ver la luz los interesantes frescos de los siglos X y XI. En este siglo también se reconstruye el campanario, que se había venido abajo en el XIII.
En un nicho se exponen objetos religiosos encontrados en 1955, como un crucifijo de madera del s, XI que se cree proviene de Santiago de Compostela.
    El enclave es maravilloso, pero como pasa con muchas cosas extraordinarias, hay que “pagar un peaje” para contemplarlas: para acceder a la iglesia se han de subir 268 escalones que cubren los 82 metros que llevan hasta la cima de la montaña.
                             

                            


lunes, 25 de abril de 2016

EL CONFINAMIENTO DE JUANA DE CASTILLA


   Sobre la triste figura de Juana (Toledo, 6 de Noviembre de 1479- Tordesillas, 12 de Abril de 1955) se han vertido un sinfín de teorías. Durante 50 años fue la reina legítima de Castilla. 46 de ellos los pasó encerrada en un palacio de Tordesillas por orden de su padre, Fernando el Católico. Nunca sabremos a ciencia cierta si la razón que se adujo para su confinamiento, inestabilidad mental muy grave, era totalmente cierta. Lo que se puede asegurar es que Juana, como todos sus hermanos, fue utilizada como peón para los intereses políticos de sus padres, que apuntalaban alianzas con otros países a través de los vínculos matrimoniales de sus vástagos. Era lo normal en la época, pero ella se encontró con 17 años en Flandes contrayendo matrimonio con el Archiduque de Austria Felipe (apodado más tarde como El Hermoso), heredero de las casas de Borgoña y Habsburgo. Una extranjera en una corte de costumbres mucho más laxas que las que había en su país de origen, un marido muy ambicioso que utilizó el amor que su esposa le profesaba de una manera que hoy en día habría sido calificada como la de un maltratador, avatares del destino que le llevaron al trono de Castilla después de la muerte de su hermano Juan, su hermana Isabel y su sobrino, un padre acostumbrado a reinar en Aragón y Castilla y poco dispuesto a dejar el poder que había ejercido en este último reino hasta el fallecimiento de su esposa la reina Isabel. Todo un cóctel letal para la personalidad de Juana, que quizás si no fuera utilizada de una forma tan cruel, hubiera superado los desequilibrios que se le achacaron. Desde luego, la Historia nos demostró después como cuando convenía se colocaban en el trono español a auténticos dementes.
Su encierro fue compartido con su hija Catalina, nacida después de la muerte de Felipe el Hermoso. Allí permaneció la pobre niña recluida hasta su matrimonio con el rey de Portugal. Hemos de suponer que cuando la reina quedó sola sus desordenes emocionales llegaron a un punto sin retorno. Tanto su padre, su hijo Carlos o su nieto Felipe olvidaron la figura de la que, loca o no, siempre firmó como “Yo, la reina”.
    Doña Juana la Loca recluida en Tordesillas
    Pradilla y Ortiz, Francisco

    (Zaragoza, 1848- Madrid, 1921)
    1907
    Óleo sobre lienzo. 56x44 cm

domingo, 24 de abril de 2016

EL EMPECINADO


   Juan Martín “El Empecinado” (Castrillo de Duero,Valladolid. 1775-Roa de Duero, Burgos.1825) fue, durante los años de La Guerra de Independencia contra los franceses, el hombre más famoso y admirado de España, la bestia negra del invasor ejército francés que sudaba sangre para luchar contra las arremetidas de las guerrillas comandadas por este campesino vallisoletano. Liberal convencido, fue uno de los que sugirió al nefasto Fernando VII que asumiese la Constitución de 1812; pero el Borbón estaba encantado con su absolutismo y obviamente rechazó la petición. El Empecinado fue exiliado y siguió enfrentándose al poder hasta que fue apresado y trasladado a Roa (Burgos) de una manera humillante. Allí se le dio muerte, ante unos españoles  que dejaron ver el carácter cainita del que siempre hemos adolecido en este país.
   El verbo empecinar procede de pecina. En Valladolid, el río Botija ha formado charcas de lodo negro y pegajoso que reciben el nombre de pecinas. De ahí, que a los habitantes de Castrillo de Duero, localidad natal de Juan, se les llamase empecinados. Aunque, según Corominas, la semántica de “obstinarse” es más antigua que “El Empecinado” y su significado sería “quedarse pegado a algo como la pez”. Sea como fuere, de la connotación de “suciedad” pasó, gracias a Juan Martín, a tener el significado que todos conocemos actualmente: terco, tenaz.
 
   Los retratos de “El Empecinado” nos muestran a un hombre de aspecto rudo, que no oculta el origen campesino que asoma a borbotones entre las ropas militares que porta.
“JUAN MARTÍN DÍAZ, EL EMPECINADO”. GOYA. Óleo sobre lienzo. Museo de Bellas Artes Occidentales de Tokio (en depósito). Obra olvidada durante mucho tiempo, hoy en día es prácticamente unánime la autoría de Goya. En un primer vistazo pude parecer que no es más que el retrato al uso de un militar (eso sí, magníficamente realizado), pero enseguida sobresale sobre la forma lo que pretendía principalmente el artista, reflejar la psicología del personaje: un rostro adusto pero con una mirada decida y muy viva, postura erguida y expresión de un hombre que no se arredra ante nada.
 JUAN MARTÍN, EL EMPECINADO”. ANÓNIMO. Óleo sobre lienzo. Museo Lázaro Galdiano (Madrid). Aparece retratado de busto, con uniforme de Brigadier. En la obra de Goya vestía de Capitán y tenía un aire más marcial, pero en ambas se retrata su fisonomía característica: imponente bigote, larguísimas patillas, piel cetrina y aspecto poco “refinado”, aunque muy digno, de hombre de campo.
   EL EMPECINADO ENCADENADO, Roa de Duero. En la localidad donde murió ahorcado en 1825 se ha erigido un monumento en 1995, como homenaje al héroe, por parte de Los Amigos de la Historia de Roa. Se  trata de una estatua de bronce sobre un pedestal que escenifica el encadenamiento del valeroso guerrero. A pesar de las cadenas, se mantiene fuerte y erguido. Había pedido ser fusilado, para al menos tener una muerte digna de un militar, pero se le denegó. Cuenta la leyenda que El Empecinado, en un acceso de rabia rompió las cadenas y se abalanzó sobre sus captores, que le acribillaron a tiros. Para mayor escarnio, fue llevado al patíbulo después de muerto y colgado según marcaba la sentencia.

viernes, 22 de abril de 2016

AUGUST STRINDBERG. Estocolmo, 1849-1912. Postimpresionismo


   En algunas biografías de Strindberg solo se alude a su condición de dramaturgo, cuyas obras tuvieron gran influencia en el teatro moderno; pero su compleja y a veces desequilibrada personalidad le llevó a internarse en otros campos, como la fotografía o la pintura.
   No comienza a pintar hasta la década de 1870, después de sufrir una de sus crisis existenciales. Parte cercano al Romanticismo, sumergiéndose en representaciones paisajísticas simbólicas; pero la impronta sumamente personal y libre que le da a su pintura recuerdan a las vanguardias que se pondrán de moda en la segunda mitad del siglo XX. No hay más que contemplar los dinámicos golpes de espátula, con colores sin mezclar en ocasiones, para que nos venga a la mente el expresionismo abstracto del que hizo gala posteriormente Jackson Pollock.

                                       La ciudad
                      Mundo maravilloso
               Noche de celos                       
                 Ondas



jueves, 21 de abril de 2016

SAN PANTALEÓN DE LA LOSA (Burgos). Siglo XII. Románico


   La ermita de San Pantaleón de la Losa, consagrada en 1207, es una de las más fotogénicas y pintoresca de las Merindades y de toda la provincia burgalesa.
   Se encuentra en lo alto de una enorme peña saliente (Peña Colorada), un lugar de gran belleza.
   En el hastial, presbiterio y ábside hay algunos ventanales muy trabajados, con arcos de medio punto sobre varios pares de columnas.



  El edificio es de gran calidad arquitectónica, aunque de muy pequeñas dimensiones. Está compuesta por dos naves, una románica y otra gótica.
   La portada de ingreso por la fachada occidental llama poderosamente la atención: por un lado está flanqueada por lo que pudiera ser un atlante; según algunos se trata de Sansón, héroe hebreo del Antiguo Testamento y duodécimo juez de las tribus de Israel; otros opinan que se trata de Hércules e incluso hay teorías sobre que es una representación de Noé. El otro lado está flanqueada por un motivo zigzagueante hasta el capitel. Con este elemento también hay controversia: rayo de sol, simbólica serpiente como signo de algunos milagros de San Pantaleón o el bastón del antes mencionado Heracles.
   La escultura de San Pantaleón de la Losa es ruda, pero los motivos enigmáticos e inquietantes. Aparecen numerosos rostros y cabezas (humanas y demoníacas) y personajes “embutidos” en los baquetones de las arquivoltas.

 

 
    Durante el proceso de restauración, los arqueólogos realizaron 19 sondeos, documentando la existencia de una necrópolis con tumbas fechadas entre los siglos XIII y XVII, así como la presencia de una basílica paleocristiana. Los estudios acerca de la iconografía, realizados por investigadores del CSIC desvelan la representación de los seis martirios de San Pantaleón: con plomo fundido, ahogamiento en el mar, en la rueda, en el potro, arrojado a las fieras y con una espada hasta que, finalmente, fue decapitado. Estos motivos fueron posteriormente imitados en otros templos románicos de la comarca.

miércoles, 20 de abril de 2016

ANDREW WYETH (1917-2009). Estados Unidos


   Pintor realista en un momento en el que el arte abstracto atraía toda la atención de público y crítica. Es considerado como una de las figuras del regionalismo estadounidense: movimiento artístico que se centraba en retratar el paisaje rural y urbano del país, sobre todo el primero. Wyeth lo hace de una forma muy peculiar: capta instantes en escenarios totalmente cotidianos, pero no por eso son pinturas que no provoquen emociones intensas en el espectador. La gama cromática austera que emplea, en especial los colores tierra dan un aspecto un tanto desolador y triste al paisaje que contemplamos, aunque se trate de una simple granja que sabemos que está llena de vida; pero ese momento preciso que el artista ha captado hace hincapié en una ventana vieja, en un bello cuerpo femenino desnudo en una lúgubre habitación, en una figura de espaldas mirando a un paisaje donde solo se ve una montaña pelada con tres árboles. Así consigue que sus pinturas resulten tan inquietantes.




martes, 19 de abril de 2016

EL ANGELUS- JEAN FRANCOIS MILLET (1814-1875)

Museo: museo d’Orsay
Número de catálogo: RF1877
Autor: Millet, Jean Francois
Título: L’Angelus
Cronología: entre 1857 y 1859
Técnica: óleo
Soporte: lienzo
Medidas: 55,5 x 66 cm
Tema: escena agrícola
Escuela: francesa
Estilo: realismo francés
Procedencia: Asignado al museo D’Orsay en 1886


 En la segunda mitad del siglo XIX, el Romanticismo había abierto las puertas a una pintura más libre y abierta a nuevos temas. Los cambios derivados de la Revolución Industrial influyen notablemente en los artistas. Así aparece el Realismo, que reivindica el apogeo de la realidad, la importancia de los temas cotidianos tratados de un modo objetivo.
Millet, con su visión de la realidad serena, en especial a la rural, será uno de sus representantes. Reflejará en la mayoría de sus obras un mundo rural íntimo, recogido y sencillo.
El Angelus, expuesto en el Salón de 1857 supone su obra más emblemática y constituye una referencia para pintores surrealistas como Dalí, que llegó a obsesionarse con la obra y hacer toda una serie de interpretaciones sobre su posible significado oculto.
Millet muestra a dos campesinos al atardecer, orando y dando gracias a Dios por la cosecha obtenida.  La luz crepuscular baña toda la composición, quedando las figuras en zonas de luz y sombra en un contraste lumínico magistralmente logrado. Ese interés por la luz natural lo acerca al impresionismo, aunque nunca se aleja de la impronta realista. Emplea colores claros para el paisaje y más oscuros para los personajes. El cielo aparece neblinoso, empleando colores fríos para reflejarlo, mientras que para el resto del cuadro usa colores cálidos. Para que se centre la atención en los campesinos, pinta sus rostros en tonos rojizos. De esta forma resaltan sobre el resto del paisaje, captado en tonos amarillentos, terrosos.
Contrariamente a lo que pueda parecer, debido al tema de la pintura, esta encaja perfectamente en la línea de este museo imaginario: en un primer momento, Millet había pintado dentro de la cesta que hay entre los dos personajes, el cuerpo de un niño fallecido. Debido a las críticas recibidas, el pintor retocó la obra hasta convertirla en lo que hoy podemos ver. Básicamente es igual, simplemente falta el difunto, de manera que la posición de desconsuelo se convierte en una postura de resignación y la oración por el alma del hijo muerto pasa a ser un rezo de agradecimiento a Dios.
  Los contemporáneos de Millet le atribuyeron un carácter subversivo debido a sus ideas socialistas, que probablemente no tenía. Concretamente en esta obra, más que transmitir la realidad de los campesinos, llena de miseria y tristeza, parece que pretende reflejar una profunda espiritualidad y su profunda admiración por las gentes del mundo rural.
 

lunes, 18 de abril de 2016

EL CEMENTERIO DEL PÈRE-LACHAIS, París

 
   El cementerio del Père-Lachais es el más grande de París intramuros. Su diseño es obra del arquitecto neoclásico Alexandre Theodore Brongniart. Fue inaugurado oficialmente el 21 de mayo de 1804 para albergar los restos de una niña de cinco años. Sin embargo, los parisinos no aceptaban de buen grado tener como última morada un lugar dentro de la ciudad, preferían las afueras. Pero ¡Ay, la moda y el esnobismo!. Bastó con que se trasladaran a este cementerio los restos de personajes insignes como Molière o La Fontaine, para que la flor y nata de la Ciudad de la Luz decidiera que el enclave no estaba tan mal. A partir de entonces, comenzó a poblarse de mausoleos que son auténticas obras de arte, sobre todo en cuanto a escultura se refiere. Hoy en día es un lugar visitado por miles de turistas: los mitómanos, pueden ver las sepulturas de las numerosas celebridades que allí hay enterradas y de paso sacarse una fotografía ante ellas; los amantes del arte contemplan obras escultóricas realmente impactantes y prácticamente todo el mundo, se sumerge en el ambiente especial que proporciona a los vivos una ciudad de los muertos.



sábado, 16 de abril de 2016

BRUNO CATALANO. 1960, Francia

 

   Este escultor francés es conocido por crear estatuas de bronce en las que faltan las secciones centrales. La parte superior realmente está soldada a la inferior, pero la ilusión óptica es tal que parecen ser independientes. En ese punto es donde empieza el trabajo conjunto artista-espectador, ya que el cerebro de esté último “termina” de completar la figura humana.
  Las estatuas de su colección “Los Viajeros” (“Les Voyageurs”) sostienen una maleta, que es precisamente donde está el punto de unión de la pieza.


EL CÁLIZ DE DOÑA URRACA. En busca del Santo Grial

   La copa donde bebió Cristo en la Última Cena ha sido la reliquia más buscada por la cristiandad, junto con el Arca de la Alianza. Para los creyentes es un hecho cierto que este objeto existió; aunque para los ateos también provoca fascinación saber cual era el recipiente primigenio que se veneraba como Santo Grial. Cientos de copas hay desperdigadas por el mundo que se atribuyen el derecho de ser la original.
   En el 2014, la medievalista Margarita Torres y el historiador del arte José Miguel Ortega sacan a la luz sus investigaciones sobre un cáliz custodiado en la Basílica de San Isidoro de León. Afirman que se trata de la copa que las primeras comunidades cristianas veneraron como Santo Grial.
El inicio de la investigación se produjo por una casualidad: se envía un documentalista a Egipto para recabar información sobre una pequeña arqueta originaria de ese país (se puede contemplar en el Museo de San Isidoro). Sin pretenderlo se encontró con unos pergaminos que reflejan que en el 1055, de entre las piezas que expolió el emir de Egipto Al-Mustansir, se encuentra un recipiente de ágata que los antiguos cristianos consideraban que era el que utilizó Jesús en la última comida celebrada con sus discípulos. También se hallan unos documentos donde este gobernante pide ayuda al emir de Denia para paliar una hambruna que asolaba por entonces Egipto. El de Denia le proporciona víveres y suministros, pero a cambio quiere recibir la reliquia, que utilizará en el 1056-57 como regalo de buena voluntad al rey de León, Fernando I. El regalo era ciertamente muy importante, ya que hasta el mismísimo Saladino había pedido una esquirla del vaso para sanar a su hija enferma. Este no es un detalle desdeñable, ya que al cáliz leonés le falta un pequeñísimo trozo en una esquina. La hija de Fernando I, Urraca, cubrió la sencillez de la pieza original con un “vestido” de oro y piedras preciosas. Tanto este cuenco de ágata como el que está en la base de la pieza que se puede contemplar desde entonces, son de origen romano y están datados entre el siglo II aC y el I dC.
Un detalle más apoya la tesis de estos historiadores: en la representación pictórica de la Santa Cena que se encuentra en el maravilloso techo de la sala del Panteón de los Reyes de San Isidoro, aparece una figura con un cuenco negro, mientras que el resto llevan recipientes blancos. El personaje tiene inscrito el nombre de Marcial. Esto puede llevar a pensar que en el siglo XII, cuando fueron realizadas las pinturas, ya se tenía constancia de la existencia de este objeto especial.
   Opiniones hay en contra de los estudios de Torres y Ortega, por no cubrir todas las lagunas que tiene la historia, pero eso ya merece un comentario más exhaustivo.
 

                               Detalle donde se puede ver al personaje con el nombre de Marcial inscrito tras él
                                con un cuenco negro en una mano

                                Fresco de la Santa Cena en el Panteón de los Reyes de San Isidoro

jueves, 14 de abril de 2016

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO. Sevilla, 1617-1682. Barroco español (Escuela andaluza)


   Sin duda, Murillo fue uno de los artistas más dotados del glorioso siglo XVII español. Su popularidad que no ha decaído con el tiempo, fue apoteósica en vida.
   La España de la época, tan influida por la Iglesia en todos los campos, también demandaba en pintura obras religiosas principalmente. El trabajo de Murillo en este sentido es amplísimo. De hecho, crea el prototipo, tan repetido desde entonces, de la Virgen Inmaculada, joven y bella, en un ambiente de nubes y ángeles.
   Pero hay otro tema recurrente en su vida artística, el mundo infantil. Lo utiliza no solo en escenas religiosas, sino que gusta de realizar cuadros sobre esta temática mucho más profanos: imágenes de pequeños pícaros harapientos, de los que estaban llenas las calles de Sevilla (lugar del que apenas se movió durante toda su vida, a excepción de un viaje a la corte madrileña). Estas pinturas, donde el artista hace todo un alarde de naturalismo y realismo, no reflejan solamente la pobreza evidente en los ropajes y actitudes de los niños, sino que muestran la felicidad y la inconsciencia de la infancia, aún en las condiciones de vida más penosas. En ellas se puede apreciar un conocimiento exhaustivo de la anatomía infantil y un encanto envolvente para reflejar las miserias del pueblo a través de un colorido luminoso. El tenebrismo de Murillo nunca fue exagerado, incluso después de su viaje a Madrid se dulcificó más (quizás influido por Velázquez). Si a esto se añade un manejo exquisito del color y el dibujo, este artista se conforma como un pintor amable, grato y sensible, que caló en el gusto popular
  Se trata de pintura de género ya que las escenas representadas pertenecen a la vida cotidiana. Esta temática, poco practicada en la España de la época, formaba parte del repertorio habitual de los países nórdicos, donde alcanza su esplendor en el siglo XVII…pero aquí la religión pesaba mucho más.
                                              Niños comiendo uvas y melón
                                              (1645-55). Óleo sobre lienzo
                                              146x104 cm
                                              Alte Pinakothek (Múnich)

                                          Muchacho con perro. (1655-60)
                                          Óleo sobre lienzo. 70x60 cm
                                          Museo del Hermitage (S. Petersburgo)

 
                                        
                                            Vieja despiojando a un muchacho (1660-70)
                                            Óleo sobre lienzo. 147x113 cm
                                            Bayerisches National Museum (Munich)

CASTRO DE FAZOURO, parroquia de Fazouro, Foz (Lugo)

 
   La cultura de las sociedades castreñas del norte de la Península previa a la ocupación romana sigue siendo una gran desconocida. Durante mucho tiempo se tendió a pensar que eran comunidades aisladas, donde su evolución era totalmente intrínseca al no tener relaciones con otros pueblos. Hoy en día sabemos que no fue así, especialmente en las zonas costeras, donde a través del mar se establecieron vínculos  comerciales con otras culturas como por ejemplo, los fenicios. Las excavaciones arqueológicas nos dan alguna pista de lo que fue la vida de estos pueblos llamados celtas; pero resultan en escasas, quedando los trabajos incompletos por falta de financiación. Aún con estas trabas se ha podido constatar que el desarrollo del mundo castreño acaece a lo largo del primer milenio AC, realizándose el proceso de la costa al interior y de sur a norte. El proceso de sedentarización fue marcado por factores climáticos que les llevaron a instalarse en un enclave adecuado para el cultivo agrícola.
   El castro de Fazouro es un asentamiento costero que aprovecha una pequeña península que se adentra en el mar. Esta optimización de la orografía es muy frecuente en la zona costera de Lugo y en la parte occidental de Asturias; aunque esta abundancia no va en consonancia con el escaso número de poblados castreños excavados. Una prueba de esta falta es que de los 7000 metros cuadrados que pudiera tener el poblado solo hay excavadas 7 casas.
  La ocupación continuada posiblemente sea mucho más antigua que la fecha que dan las dataciones de los restos sometidos a estudio. Estos arrojan como resultado que estas construcciones fueron realizadas entre los siglos I y III dc. De hecho, los objetos hallados más significativos pertenecen a este último siglo: una fíbula anular en omega, un alfiler de pelo, una moneda de Antoniano y otra con ceca de Clunia (importante ciudad romana que situaríamos hoy en día al sur de la provincia de Burgos) .
Excepto una edificación de planta ovalada, el resto son de planta cuadrada, con esquinas angulares y redondeadas. En algunas de las casas se conservan bancos de piedra adosadas a los muros, así como los hogares para hacer fuego en el centro de la estancia.
Todos los exteriores aparecen enlosados o con traza de haberlo sido para facilitar el drenaje. El interior de algunas viviendas también estaba pavimentado con grandes lajas de losa.




miércoles, 13 de abril de 2016

DAVID GRAY, un clásico hieperrealista

 
   David Gray (1971, EEUU) muestra un estilo muy personal donde fusiona lo clásico y lo contemporáneo con la utilización de colores muy cálidos y suaves, aunque a veces introduce otros más intensos en algún detalle de la obra, para dar un toque más vivo y alegre a la escena. Su manera de hacer, delicada y fina en extremo, constituye todo un homenaje a la tradición de los maestros renacentistas o a los claroscuros de los grandes del barroco.
   Trabaja en óleo sobre tabla y nunca recarga en exceso las escenas que, de esta manera, aparecen ante nuestros ojos, claras y limpias.
                           


 
 
   La mayoría de sus retratos poseen el mismo corte, pues se centran principalmente en la cabeza y los hombros.
   En sus bodegones integra objetos cotidianos entre una cantidad generosa de espacio negativo. De esta forma, elementos metálicos, de porcelana, etc aparecen en todo su esplendor sin un fondo llamativo que entorpezca su contemplación.
     Las obras de David se encuentran en numerosas colecciones privadas de arte de todo el mundo.