viernes, 18 de marzo de 2016

JACK VETTRIANO. Fife (Escocia), 1951

   Jack Vettriano lleva muy a gala ser un pintor autodidacta. Durante muchos años se dedicó a copiar a El Greco, Dalí, a los impresionistas o a cualquier grande que se le pusiera por delante. Esta fue su mejor escuela.
   Saltó a la fama con “The Singing Butler”, obra que en 1991 había sido vendida por 4000 euros y que se volvió a vender en 2004 por 970.000 euros. Los derechos de posters y postales le generan más de medio millón de euros anuales.
   Pero nadie es profeta en su tierra y a pesar de que sus imágenes cubren las portadas de los principales best-sellers en países como España e Italia, no sucede lo mismo en el Reino Unido. El artista escocés lo  atribuye a un exceso de prejuicios y snobismo del sector artístico y editorial británicos. No obstante, la reina Isabel II, a petición del Gobierno, le concedió el título de OBE (oficial del Imperio Británico) por su servicio a las artes. “El Gobierno no es elitista como ciertos ámbitos del mundo del arte”, deduce Vettriano.
El pintor cree que por su extracción humilde (hijo y nieto de mineros) y porque es un artista muy popular, el mundo del arte o la Tate Modern, institución que conserva el actual arte británico, nunca le aceptarán como legítimo creador.
   Su estilo esta inspirado en el cine negro y en ambientes refinados y suavemente eróticos. Destaca su manejo de la luz, el color y el contraste en composiciones siempre coloristas y equilibradas, pero de trazo simple. Esta última característica, que puede ser motivo de crítica para algunos, le permite crear un mundo refinado pero a la vez accesible, sin rebuscamientos.
 

                                Dance me to the end love. 1998



                                The singing Butler.1991


                                          Just another day

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