Esta iglesia se encuentra en la cima de una escarpada montaña ubicada en la región del Alto Loira, concretamente en el municipio de Le Puy en Velay. La montaña ya podía considerarse sacra antes de que albergara el templo cristiano, pues en ella se encontraron dólmenes (aún se conservan tres en la construcción actual) y siglos después, los romanos dedicaron en el mismo sitio un santuario a Mercurio, dios del comercio y mensajero de los dioses.
Sobre la piedra volcánica, el obispo Gothescalk, mandó construir en el 962 esta iglesia dedicada al Arcángel Miguel al retornar de una peregrinación a Santiago de Compostela (era bastante habitual que los templos dedicados a San Miguel se alzaran en puntos elevados). En origen, el trazado era muy sencillo, pero en el s. XII se le sumaron dos capillas, una nave y un campanario (el primitivo santuario esta incluido en la nueva construcción). La fachada que hoy podemos contemplar también es del XII, con arcos y piedras en color rojo, blanco y negro que le dan un aire islámico. El interior románico también presenta influencias islámicas, con motivos escultóricos que van desde esbeltas columnas de piedra con motivos vegetales y animales a otros elementos, tanto pictóricos como tallados, que recrean el Apocalipsis.
Sería en el XIX cuando, fruto de restauraciones, volverían a ver la luz los interesantes frescos de los siglos X y XI. En este siglo también se reconstruye el campanario, que se había venido abajo en el XIII.
En un nicho se exponen objetos religiosos encontrados en 1955, como un crucifijo de madera del s, XI que se cree proviene de Santiago de Compostela.
El enclave es maravilloso, pero como pasa con muchas cosas extraordinarias, hay que “pagar un peaje” para contemplarlas: para acceder a la iglesia se han de subir 268 escalones que cubren los 82 metros que llevan hasta la cima de la montaña.
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