martes, 19 de abril de 2016

EL ANGELUS- JEAN FRANCOIS MILLET (1814-1875)

Museo: museo d’Orsay
Número de catálogo: RF1877
Autor: Millet, Jean Francois
Título: L’Angelus
Cronología: entre 1857 y 1859
Técnica: óleo
Soporte: lienzo
Medidas: 55,5 x 66 cm
Tema: escena agrícola
Escuela: francesa
Estilo: realismo francés
Procedencia: Asignado al museo D’Orsay en 1886


 En la segunda mitad del siglo XIX, el Romanticismo había abierto las puertas a una pintura más libre y abierta a nuevos temas. Los cambios derivados de la Revolución Industrial influyen notablemente en los artistas. Así aparece el Realismo, que reivindica el apogeo de la realidad, la importancia de los temas cotidianos tratados de un modo objetivo.
Millet, con su visión de la realidad serena, en especial a la rural, será uno de sus representantes. Reflejará en la mayoría de sus obras un mundo rural íntimo, recogido y sencillo.
El Angelus, expuesto en el Salón de 1857 supone su obra más emblemática y constituye una referencia para pintores surrealistas como Dalí, que llegó a obsesionarse con la obra y hacer toda una serie de interpretaciones sobre su posible significado oculto.
Millet muestra a dos campesinos al atardecer, orando y dando gracias a Dios por la cosecha obtenida.  La luz crepuscular baña toda la composición, quedando las figuras en zonas de luz y sombra en un contraste lumínico magistralmente logrado. Ese interés por la luz natural lo acerca al impresionismo, aunque nunca se aleja de la impronta realista. Emplea colores claros para el paisaje y más oscuros para los personajes. El cielo aparece neblinoso, empleando colores fríos para reflejarlo, mientras que para el resto del cuadro usa colores cálidos. Para que se centre la atención en los campesinos, pinta sus rostros en tonos rojizos. De esta forma resaltan sobre el resto del paisaje, captado en tonos amarillentos, terrosos.
Contrariamente a lo que pueda parecer, debido al tema de la pintura, esta encaja perfectamente en la línea de este museo imaginario: en un primer momento, Millet había pintado dentro de la cesta que hay entre los dos personajes, el cuerpo de un niño fallecido. Debido a las críticas recibidas, el pintor retocó la obra hasta convertirla en lo que hoy podemos ver. Básicamente es igual, simplemente falta el difunto, de manera que la posición de desconsuelo se convierte en una postura de resignación y la oración por el alma del hijo muerto pasa a ser un rezo de agradecimiento a Dios.
  Los contemporáneos de Millet le atribuyeron un carácter subversivo debido a sus ideas socialistas, que probablemente no tenía. Concretamente en esta obra, más que transmitir la realidad de los campesinos, llena de miseria y tristeza, parece que pretende reflejar una profunda espiritualidad y su profunda admiración por las gentes del mundo rural.
 

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