martes, 28 de junio de 2016

LLORANDO POR SEFARAD

  Hoy en día se quiere reivindicar en España la presencia, antes de 1492, del colectivo judío. Muchos de nuestro pueblos y ciudades remarcan en sus folletos turísticos los barrios en los que aquellos habitaban y de los que, en la mayoría de los casos, no queda más que la esencia que cada uno pueda percibir en esas casas arracimadas a ambos lados de una calle estrecha. Pero al contrario que los también expulsados moriscos, los judíos españoles expatriados se fueron del país, al que ellos denominaban Sefarad, pensando que iban a volver. En la lejanía conservaron su lengua, sus costumbres y dicen que algunos, la llave de las casas que hubieron de abandonar.

EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS (1889) – EMILIO SALA FRANCÉS. Museo del Prado
   Emilio Sala Francés no tiene en su haber una amplia producción de temática histórica, pero esta obra tiene un matiz especial: es una representación de los Reyes Católicos realizada en una fecha donde el espíritu crítico que trataba de hacerse un hueco en la intelectualidad española abandonó el triunfalismo con el que se había venido presentando en el Arte a Isabel y Fernando. Este cambio ideológico se nota tanto en el tema elegido por Sala, uno de los episodios vergonzosos de nuestra historia, como en su manera de enfocarlo. Unos reyes impertérritos toman la decisión de expulsar a los judíos, plasmada oficialmente en el Edicto de Expulsión del 31 de marzo de 1492. Parecen simples figurantes ante un inquisidor que les da la espalda (señal del poder de la Iglesia) y arroja, con un gesto teatral y violento, un crucifijo sobre la mesa que está delante del interlocutor judío. Este aparece de de espaldas al espectador, remarcando todavía más su indefensión. El resto de la corte permanece impasible.
Sala pinta una estancia donde domina la riqueza decorativa y el boato, resaltados ambos por los colores vivos de los ropajes, el brillo de las coronas de los monarcas y los doseles que parecen separar sus regias figuras del resto. La formación parisina del artista se nota, principalmente, en los afectados gestos de los personajes secundarios, expresiones muy del gusto francés de la época.



No hay comentarios:

Publicar un comentario