Admiradora y estudiosa de las técnicas de los maestros del Renacimiento, Beaulieu llega a realizar sus propios pigmentos naturales. Le gusta sobre todo pintar al óleo, pero también utiliza, en ocasiones, pastel y carboncillo.
Su obra está centrada principalmente en la figura femenina, haciendo especial hincapié en unos rostros de facciones finas y de una gran belleza. Son caras muy armónicas, con unos cuellos delicadamente alargados. Aunque hace retratos de cuerpo entero, los de medio cuerpo o solo de busto proliferan mucho más en el montante de su trabajo. La elegancia de estas mujeres queda remarcada, en muchas ocasiones, por unos tocados en la cabeza o por objetos tales como un paragüas abierto, que a veces dulcifican, sostifican o las dotan de una especial ternura. Son aditamentos que les confieren personalidad a unos rostros tan angelicales que corren el peligro de resultarnos todos iguales por la perfección de sus rasgos.
Su obra está centrada principalmente en la figura femenina, haciendo especial hincapié en unos rostros de facciones finas y de una gran belleza. Son caras muy armónicas, con unos cuellos delicadamente alargados. Aunque hace retratos de cuerpo entero, los de medio cuerpo o solo de busto proliferan mucho más en el montante de su trabajo. La elegancia de estas mujeres queda remarcada, en muchas ocasiones, por unos tocados en la cabeza o por objetos tales como un paragüas abierto, que a veces dulcifican, sostifican o las dotan de una especial ternura. Son aditamentos que les confieren personalidad a unos rostros tan angelicales que corren el peligro de resultarnos todos iguales por la perfección de sus rasgos.
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