Esta iglesia está incluida entre las ocho construidas durante los siglos XV y XVI en la región de Buscovina, situada en los Cárpatos orientales y que fue dividida políticamente entre Ucrania y Rumanía. Todas tienen como característica más llamativa las pinturas murales que decoran no solo sus interiores, sino también el exterior. Totalmente inspiradas en el arte bizantino, muestran escenas religiosas con un carácter adoctrinador para un pueblo mayoritariamente analfabeto y que aprendía de manera visual ; por eso están realizadas de tal modo que se pueden “leer” como si se tratara de viñetas de comic.
La iglesia de Arbore es la más modesta de todas, pero tiene la peculiaridad de haber sido la primera de ellas declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (hoy en día lo son las ocho) y normalmente el recorrido para visitarlas comienza en ella. Curiosamente, en su pared oeste se representa el Génesis, buena excusa para que sea el principio de la ruta.
Fue construida en 1503 por el consejero de Esteban el Grande, Luca Arbore, como capilla para los nobles. Arbore tenía poder, pero no era un principe, motivo por el que este templo no tiene campanario como las otras iglesias de la región. No sería hasta 1541 cuando se realizaran los frescos de vivos colores que la decoran. El artista que los realizó fue Dragos Coman de Iasi, que empleó la friolera de 40 años en finalizarlos. Las pinturas son todo un canto a la armonía de colores y se integran a la perfección no solo con la estructura física de la construcción, sino también con el ambiente natural que la rodea.
La iglesia de Arbore es la más modesta de todas, pero tiene la peculiaridad de haber sido la primera de ellas declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (hoy en día lo son las ocho) y normalmente el recorrido para visitarlas comienza en ella. Curiosamente, en su pared oeste se representa el Génesis, buena excusa para que sea el principio de la ruta.
Fue construida en 1503 por el consejero de Esteban el Grande, Luca Arbore, como capilla para los nobles. Arbore tenía poder, pero no era un principe, motivo por el que este templo no tiene campanario como las otras iglesias de la región. No sería hasta 1541 cuando se realizaran los frescos de vivos colores que la decoran. El artista que los realizó fue Dragos Coman de Iasi, que empleó la friolera de 40 años en finalizarlos. Las pinturas son todo un canto a la armonía de colores y se integran a la perfección no solo con la estructura física de la construcción, sino también con el ambiente natural que la rodea.
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