miércoles, 25 de mayo de 2016

ERMITA DE SANTIAGO EN EL MONSACRO (Concejo de Morcín, Asturias)


   Según la historiografía, en el lugar donde se erige esta ermita en el siglo XIII se desarrolló algún tipo de culto en tiempos prerromanos y romanos. Por la presencia de dólmenes en el Monsacro y alrededores se sabe que los pueblos de cultura celta que habitaban aquellas tierras enterraban allí a sus muertos y probablemente realizaran allí cultos en honor a sus dioses. Tras la invasión musulmana en el siglo VIII, reliquias que estaban custodiadas en Toledo fueron llevadas al norte para evitar que cayeran en manos musulmanas. Habían hecho un largo peregrinaje desde Jerusalén hasta recalar en Toledo, para acabar escondidas en al otro lado de la Cordillera Cantábrica, en la conocida Cueva del Ermitaño, junto al pozo de Santo Toribio. Una vez construida la ermita se puede ubicar este pozo, en el cuerpo central, bajo el altar de piedra. Allí permaneció el arca de las reliquias hasta que en el siglo IX, Alfonso II el casto la traslada a Oviedo, donde hoy se puede contemplar en la Cámara Santa (no es aquella que viajó de Toledo, ya que está datada en el siglo XI; pero las reliquias que contenía la original están inventariadas y custodiadas en la Catedral).
   La ermita de Santiago, en principio se dedicó a la advocación de Santa Catalina de Alejandría. A parte del maravilloso paraje donde se ubica, llama la atención por su planta octogonal de lados desiguales, con abside semicircular. Este tipo de planta era comúnmente adoptada por los templarios…a partir de aquí, podemos sacar todo tipo de teorías, ya que también se dice que esa forma octogonal es debida a que el templo fue construido sobre la planta de un dolmen cuya cámara funeraria correspondería con el pozo.
   Sea como sea, el lugar algo tenía. Ni era el más recóndito de Asturias, ni mucho menos el más inaccesible. El porqué de la decisión de llevar allí las reliquias es un misterio; quizás tuvieran en cuenta el carácter sagrado y ancestral que tuvo el lugar en paganos tiempos remotos y que nunca se llegó a perder. De hecho, muchos peregrinos, tras visitar Oviedo subían al Monsacro a recoger los cardos que crecen en su cima y tomar un puñado de tierra que consideraban con propiedades curativas.
La ermita de Santa. María Magdalena fue construida posteriormente, casi al lado de la de Santiago. La panorámica aérea de estos pequeños templos inmersos en el verde paisaje es impresionante.











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