domingo, 30 de octubre de 2016

JOAQUÍN SOROLLA. Valencia, 1863- Cercedilla (Madrid), 1923

  El gran Sorolla comenzó su andadura artística formándose en Valencia, su ciudad natal. Algunos viajes a Madrid le permitieron empaparse con las obras del Museo del Prado, principalmente con trabajos de Velázquez, Ribera y El Greco, de los que realizó copias. Consigue una beca para estudiar en la Academia de Bellas Artes en Roma. Allí permanece durante cinco años y realiza principalmente trabajos de temática histórica que, aunque están realizados con pericia, no sobresalen de manera especial.
   Sería su viaje a París en 1894 y su contacto con los impresionistas lo que diera como resultado la inconfundible marca de Sorolla. Comienza a pintar al aire libre y a captar la luz y el color mediterráneos. El maravilloso uso que hace de los blancos le da a su obra una luminosidad inigualable. Cualquier espectador que pueda contemplar en vivo una de estas pinturas tiene la sensación de que le envuelve un universo de luz cálida. El paisaje costero levantino es su preferido, siempre con figuras humanas en los escenarios. Estas imágenes cotidianas no resultan en absoluto anodinas por su normalidad, ya que el uso que hace Sorolla de la iluminación y los colores las convierte en un espacio de enorme vitalidad.
                               Cosiendo la vela (1896)


Paseos a la orilla del mar (1909)


    Dentro de la extensa carrera artística del pintor también se encuentran numerosos retratos de personalidades españolas y obras de evidente denuncia social.
                                Retrato de Benito Pérez Galdós (1894)


                                Y aún dicen que el pescado es caro (1894)

No hay comentarios:

Publicar un comentario