Formado en la Real Academia de las Artes de San Fernando en Madrid, sus primeros años estuvieron dedicados a la escultura hasta que optó por el género pictórico que le permitía transmitir mejor su sensibilidad como artista.
Alternó épocas de óleo y pastel, realizando obras de una delicadeza exquisita, donde la figura femenina es la protagonista principal, siempre resaltada por la cálida luz mediterránea (destacable su forma de captarla en escenas de interior) y envuelta en por finas vestimentas que se deslizan suavemente por su anatomía. La sutileza de estos paños está magistralmente conseguida, en especial cuando se trata de telas blancas, a cuyos pliegues Romero saca todo un arsenal de matices.
Alternó épocas de óleo y pastel, realizando obras de una delicadeza exquisita, donde la figura femenina es la protagonista principal, siempre resaltada por la cálida luz mediterránea (destacable su forma de captarla en escenas de interior) y envuelta en por finas vestimentas que se deslizan suavemente por su anatomía. La sutileza de estos paños está magistralmente conseguida, en especial cuando se trata de telas blancas, a cuyos pliegues Romero saca todo un arsenal de matices.
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