miércoles, 12 de octubre de 2016

LITA CABELLUT. 1961. Sariñena (Huesca)

 Para comprender mejor el trabajo de Lita Cabellut no está de más bucear un poco en su biografía. Un pasado con el que la artista dice haberse reconciliado y que sale a borbotones por toda su obra. Su primera infancia fue verdaderamente difícil. Nada hacía presagiar que acabaría apareciendo en la lista de los 500 artistas contemporáneos más cotizados del mundo, con el añadido de que es la única mujer española que figura en esta relación.
   Lita es de etnia gitana por rama materna. No conoció a su padre. Su madre, dedicada a la prostitución, la abandonó siendo tan solo un bebé con la abuela, que vivía en Barcelona. La niña vagabundeo y mendigó por las calles de la Ciudad Condal hasta que la anciana murió cuando la pequeña contaba 8 años. Internada en un orfanato, el destino le repara una oportunidad nada usual en los niños de cierta edad ingresados en estas instituciones: a los 13 años es adoptada por una pareja adinerada. A partir de ahí comienza a afluir el genio que llevaba dentro…
   Cabellut es ante todo retratista del alma humana. Sus figuras desprenden la tristeza que todos lo seres humanos llevamos dentro y que nos iguala tanto como la muerte. No importa que pinte a elegantes señoras, personajes famosos, prostitutas, viejos, niños, proxenetas…en todos refleja la esencia más profunda del ser humano, a veces de una manera brutal. Las grietas que se pueden apreciar en muchos de sus retratos parecen dar un plus de sufrimiento al representado; aunque Lita insiste en que no busca plasmar imágenes especialmente terribles, ya que combina ternura y belleza con las penas de la vida.
   De fondo sus figuras son de una delicada belleza que la artista rompe con brochazos violentos de raíz expresionista para plasmar los violentos avatares vitales que van dejando huella en la esencia de las personas.
   Como nadie es profeta en su tierra, el reconocimiento del que goza en el extranjero no es extrapolable a su país de origen. En España no es una artista reconocida por el gran público. Hay que reconocer que entre nuestros defectos está no darnos cuenta de la cantidad de talentos españoles que circulan por el mundo.







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