jueves, 7 de julio de 2016

LA TRANSVERBERACIÓN DE SANTA TERESA (1645-1652). GIAN LORENZO BERNINI. Barroco italiano

Gian- Lorenzo Bernini (1588-1680) es la figura más importante del Barroco. Por la cantidad de campos artísticos que cultivó se le califica como “el último caballero renacentista”; pero donde brilló con más esplendor fue en la labor escultórica, siendo uno de los más grandes escultores que haya producido la humanidad en toda su historia.
  El también llamado ÉXTASIS DE SANTA TERESA fue encargado por el cardenal Federico Cornaro para ser colocado donde iría su tumba, en la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma. Sería el punto focal de la renovación de la capilla, espacio al que Bernini le dio el más puro sentido escenográfico. El artista era un hombre profundamente religioso, así que nadie como él para expresar a través del arte la veneración por la Santa, que  fue impulsada de manera especial por la Contrarreforma. De hecho, el tema es típicamente barroco por su idea propagandística de las emociones religiosas.
  A modo de cuadro teatral fijo, este grupo escultórico de mármol representa un relato del libro de Santa Teresa sobre sus místicas visiones. Un ángel traspasó su corazón con una flecha, hiriéndola con el amor divino y produciéndole a la vez, dolor y un infinito deleite. Las cotas de emotividad y expresión que se reflejan en el rostro de la mujer no se habían conseguido con tanta intensidad hasta entonces en el mundo del arte. Aparece colocada sobre una nube, con raudales de luz que manan desde arriba a modo de rayos  dorados de bronce que aparentan salir de una ventana en el techo. En la parte superior del altar el artista pintó una representación de la Gloria.
 El grupo está colocado de tal modo que parece flotar sin punto de apoyo en el marco proporcionado por el altar. El fondo de mármol veteado es el mismo que el de la capilla, de manera que el espectador tiene la impresión de entrar dentro de la obra. La capilla, de forma cuadrada, tiene en sus paredes laterales sendos relieves que representan a miembros de la familia Cornaro asomados en una especie de palcos teatrales.
   Ni se puede calificar exactamente como un relieve o ni como una escultura, ya que aunque el grupo no puede separarse del templete del fondo y de los rayos de luz, tampoco se presenta enmarcado como debería estarlo un relieve. Sencilla, o mejor, magistralmente, Bernini creó un nuevo género, pues esta obra supera ampliamente lo escultórico para convertirse en un verdadero escenario donde se mezclan arquitectura, escultura y pintura.





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