viernes, 10 de junio de 2016

GEROLAMO INDUNO (Milán 1825-1890). El soldado-pintor



   Induno atesora en su carrera una importante producción de pinturas de temática histórica; no en vano se le puede considerar el cronista gráfico oficial del Risorgimento (proceso de unificación de Italia comenzado en el siglo XIX) que vivió en primera persona al alistarse en las filas de Garibaldi. Pero también cultivó otro tipo de género mucho más demandado por la clientela de entonces. Son escenas cotidianas, teñidas de cierto pintoresquismo y muy bien realizadas. Personalmente, las que más me gustan son las ambientadas en interiores: gente del pueblo en estancias sencillas, pero llenas de detalles y bañadas por una cálida luz que ilumina a las figuras en sus quehaceres  y deja en penumbra el resto del recinto. El dibujo es  pulcro y los colores utilizados muy vivos, especialmente los de los ropajes, donde un tono intenso sobre otro más suave dan protagonismo a los retratados. Incluso en la obra “La salida de Garibaldi” (1860) representa al héroe italiano despidiéndose de su madre de una forma muy emotiva, como si en los humildes interiores que el artista creaba solo tuviera cabida la parte más humana del soldado.



                                            La salida de Garibaldi
                                       


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