martes, 12 de abril de 2016

LA BOCA DE LA VERDAD (BOCCA DELLA VERITÁ)


   Datada en el siglo I, no se sabe a ciencia cierta cual era la función de esta gran máscara de mármol. Por la cercanía al Circo Máximo, pudo haber sido parte de sus instalaciones; aunque también se baraja la posibilidad de que fuese una fuente, si bien es cierto que sus orificios no presentan la típica erosión producto de un fluir de agua constante; tampoco es descabellado pensar que fuese parte de un impluvium. Sin embargo, la teoría más extendida (no por ello, más cierta) es que se trata de la tapa de una alcantarilla de la Cloaca Máxima, una de las más antiguas redes de alcantarillado del mundo.
Su diámetro es de 1,75 m y muestra el rostro de un hombre barbado con los ojos y la boca perforados.
   Hasta 1632 estaba ubicada en la Plaza de la Bocca della Veritá, siendo trasladada en esa fecha a una de las paredes del pórtico de la iglesa de Santa María in Cosmedin. Este templo fue construido en el siglo VI sobre los restos del Templum Herculis Pompeiani en el Foro Boario. Lo que hoy podemos contemplar corresponde a la restauración más importante llevada en esta iglesia en el siglo XII, ya que los añadidos barrocos de principios del siglo XVIII fueron retirados a finales del XIX.
   La leyenda de esta máscara es muy antigua; parece que está ya mencionada en algún texto del siglo XI, pero para el gran público, el que ahora hace unas colas inmensas para sacarse un foto junto al marmóreo rostro, es conocida tras el estreno de la película de William Wyler “Vacaciones en Roma”, 1953. Cuenta la tradición que los mentirosos que metan su mano en el orificio que hace las veces de boca, serán mordidos por ella. Un romano que sospechaba de la fidelidad de su esposa, decidió someterla al juicio de la máscara. La mujer, en efecto, era adúltera, pero también lista. Junto con su amante ideó la siguiente estratagema: este debería besarla en un lugar público y ella fingiría sorpresa e indignación ante el atrevimiento de un desconocido. Así lo hicieron y cuando la espabilada romana iba a colocar su mano dentro de la Bocca, aseguró que ningún hombre la había besado jamás, excepto su marido y aquél descarado hombre que había osado tocarla ante todos  sin su consentimiento. No mintió, por eso su mano salió incólume del aprieto.


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